El pintor cubano Carlos Trillo, uno de los principales exponentes de la abstracción cubana, falleció en La Habana esta semana, a los 81 años, víctima de un paro cardíaco, reseñaron medios de la oficialidad.
Trillo nació en La Habana en 1941. Su niñez y primera juventud transcurrieron en los Estados Unidos, pero en 1959 regresó a la isla, donde desarrolló su arte hasta el final de sus días. Se especializó en la abstracción, en la vertiente conocida como “pintura matérica”.
La curadora Virginia Alberdi, calificó su muerte como “una sensible pérdida para el arte cubano”, y agregó que Trillo había puesto interés en “el empleo de arena, cola, polvo de mármol, pastas, yeso, asfalto y madera carcomida en la composición de sus piezas bidimensionales, las cuales partían de la base de un ejercicio pictórico”.
“En su caso, reorientó una práctica desarrollada por algunos de los más conspicuos artistas europeos adscritos al informalismo, para insertarla en un imaginario solo concebible en una atmósfera insular como la cubana”, agregó.
La primera exposición personal de Trillo fue en 1967, en lo que sería más tarde la Casa de Cultura de Plaza, luego se atrevió en 1974 con las muestras Ocres y azules en la Biblioteca Nacional. También con "Ana, el tiempo y los muros" (23 y 12, 1982), y la serie "Manhattan", de 1997.
“Cada participación suya en salones y exposiciones colectivas constituyó un aporte por su singularidad. De la pintura derivó hacia la escultura, con obras en concreto y metal de alto vuelo”, señaló la curadora sobre la obra de Trillo.
Trillo fue miembro de la Asociación de Artistas de la Plástica de la Uneac y expuso más de una vez en la sede de la organización. La más relevante de todas sus muestras tuvo lugar en la galería Villa Manuela, que albergó en 2011 la muy celebrada colección “Aquí vienen a dar todos los vientos”.