Una de las principales protagonistas del plantón frente al al Ministerio de Cultura del régimen (Mincult), la prestigiosa artista Tania Bruguera, continúa sitiada por la policía del régimen.
Según una publicación en su página oficial en Facebook, Bruguera sigue siendo este viernes “la única activista del grupo 27N o del MSI bajo arbitraria detención domiciliaria”.
Este jueves, el grupo 27N que protestó frente al Mincult y miembros del Movimiento San Isidro (MSI) se juntaron el 17 de diciembre, Día de San Lázaro, para conmemorar la fecha e intercambiar ideas entre ambos grupos, informó la cuenta oficial del 27N.
El grupo explicó en Facebook que visitaron la Iglesia de Reina y pidieron por el respeto a la libertad de expresión, entre ellos los activistas del MSI Anamely Ramos, Michel Matos y Yasser Castellanos.
“Pedimos por el reconocimiento y respeto del derecho a la libertad de expresión y la diversidad de criterio como únicas garantías para construir, con la participación de todos los cubanos, la sociedad digna que soñamos”, explica la publicación.
El grupo añade al post que después de visitar la Iglesia se realizó el intercambio de ideas. Sin embargo, tanto la artista Tania Bruguera como Luis Manuel Otero Alcántara no pudieron participar porque la Seguridad del Estado les impidió salir de sus viviendas.
“Tania Bruguera y Luis Manuel Otero se encuentran en este momento privados ilegalmente de libertad y Maykel Osorbo detenido arbitrarariamente, al intentar salir de su domicilio”, aseguró el grupo. Posteriormente, El Osorbo fue puesto en libertad.
Bruguera, que viene sufriendo amenazas de oficiales de la Seguridad y ha sido detenida varias veces en las últimas semanas, publicó en su perfil de Facebook fotografías de al menos tres patrullas distintas en los bajos del edificio donde tiene su residencia.
“Viviendo en el paraíso: la Cuba de Hoy”, escribió con sarcasmo la reconocida artista, a quien la dictadura pretende responsabilizarla de un presunto plan desestabilizador, por su activismo en el grupo 27N a favor del respeto de los derechos humanos y la libertad creativa, conceptos a los que el totalitarismo insular es alérgico.