El régimen de La Habana mantuvo su postura de apoyo al gobernante Aleksander Lukashenko, conocido como “el último dictador de Europa”, durante un debate por la preocupante situación en Bielorrusia, celebrado en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, dijo en la reunión que “es urgente que el Gobierno bielorruso ponga fin a las actuales violaciones de derechos humanos”.
“En las últimas semanas ha habido un continuo deterioro de la situación de los derechos humanos en el país” y explicó que desde el inicio de las protestas en agosto más de 27 mil personas fueron detenidas.
“Se informa que desde el 9 de agosto, más de 27 000 personas han sido detenidas. Durante el último mes, cientos de personas siguieron siendo detenidas cada semana durante las manifestaciones, según se informa, unas 1 000 personas el 8 de noviembre y 700 el 15 de noviembre, mientras que seguían surgiendo denuncias de lesiones durante las dispersiones y de malos tratos durante las detenciones. Según los informes, también se ha detenido a ancianos durante las pacíficas marchas semanales de los jubilados. Hace cuatro días, el 30 de noviembre, casi 20 personas fueron detenidas durante su marcha. Las sanciones impuestas a los manifestantes parecen ser cada vez más severas. Hasta hace poco, la mayoría de los manifestantes arrestados enfrentaban cargos administrativos y fueron condenados a multas o detención por hasta 15 días. En las últimas semanas, un número cada vez mayor de manifestantes ha sido acusado en virtud de varios artículos del Código Penal, que a veces conllevan fuertes penas de prisión”, dijo Bachelet.
La Alta Comisionada pidió al régimen de Aleksander Lukashenko que entre otras cosas “libere de inmediato a todos los detenidos de forma injusta o arbitraria” y respete el derecho a la reunión pacífica.
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“Aunque los participantes fueron abrumadoramente pacíficos, fueron sistemáticamente, y en la mayoría de los casos, violentamente dispersados, incluso mediante el uso de gases lacrimógenos, cañones de agua, balas de goma y granadas paralizantes, y uso innecesario o desproporcionado de la fuerza. Observo con preocupación que al menos cuatro personas perdieron la vida en el contexto de las protestas. Numerosos relatos describen a manifestantes y transeúntes que fueron perseguidos, pateados y golpeados brutalmente con porras al azar durante la dispersión de las manifestaciones. También contamos con múltiples y creíbles informes de personas golpeadas por miembros de las fuerzas de seguridad durante y después de su transporte a las comisarías o centros de detención. De confirmarse, estos incidentes constituirían malos tratos y, en algunos casos, podrían constituir tortura”.
Las delegaciones de Venezuela, Rusia e Irán asumieron la misma postura de la delegación cubana. Forma parte de una política continuada de los gobiernos autoritarios, que se respaldan entre sí.
En septiembre, el designado como presidente por el general Raúl Castro para continuar asfixiando al pueblo de Cuba, le hizo la corte al autócrata bielorruso. Miguel Díaz-Canel respaldó en las redes sociales a Aleksandr Lukashenko, el presidente de Bielorrusia discípulo de Fidel Castro –así lo ha reconocido–, que gobierna desde 1994 y piensa continuar, aunque tenga que acallar las protestas populares a sangre y fuego.
El mandatario cubano, para que no quede duda de su servilismo hacia los pocos aliados del régimen castrista, expresó en sendos tuits en español e inglés, que su administración “rechaza la injerencia externa contra la soberanía y autodeterminación de Belarús”, atribuyendo el clamor popular luego de unas dudosas elecciones a planes del imperialismo mundial, como si estuviésemos en plena guerra fría.
(Con información de Radio Televisión Martí)