Han vuelto a actuar. Soberbios, indecentes, ya sin máscaras. Son los dueños de tu vida y de la mía. Los que deciden quién deja de ser cubano y quién no. Quién se lo gana y quién lo pierde. Y los que pueden entrar a su propio país o reciben un portazo en el rostro, sin explicaciones.
Lo han vuelto a hacer en la persona del poeta, ensayista y profesor universitario Jorge Luis Arcos, un cubano residente en Argentina, que quería visitar en La Habana a su madre de 90 años, y que había puesto recientemente sus papeles en regla. “Me interceptaron en Chile cuando fui a abordar el vuelo a México y me dijeron que la embajada cubana había llamado para avisar que no podía entrar a Cuba”.
Sin darle explicación alguna el propio embajador de Cuba en Chile, Orestes Pérez Pérez, se personó en el aeropuerto con el único objetivo de interrumpir el viaje del poeta y decirle en la cara que su país no permitía su entrada.
Arcos se lamenta y lo cuenta así: “Perdido todo el dinero…Hace poco tuve que pagar en Buenos Aires la habilitación absurda para poder usar mi pasaporte casi nuevo, ahí me lo podían haberdicho, pero no, primero te sacan el dinero, porque eso es lo que siempre han sido: gánsteres, ya lo erancuando ingenuamente creímos en ellos, lo fueron siempre. Voy a hacer público hoy mismo todo esto”.
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No es la primera vez que la arrogancia castrista se burla de los cubanos que vivimos en el exterior. Tal parece que aplican la ofensa con la que la indecencia del designado Díaz-Canel calificó a los que no se someten al abuso de compartir el aire con ellos. Somos realmente “cubanos mal nacidos”. O, como dijo otro guataca televisivo: “no cubanos”.
Luego hinchan el pechito y lloran en cada foro internacional, culpando al “enemigo” de tergiversar el carácter humanitario de la revolución. En realidad son los dueños de la patria, los que usurparon la nacionalidad de todos, y solamente les interesa cuando pueden sacar dinero.
Deciden arbitrariamente quiénes pueden visitar la tierra que los vio nacer y cuánto tiempo pueden permanecer. Se sienten dioses, los todo poderosos que juegan con el sentimiento de las personas y demuestran cada día que los cubanos de adentro, nuestra familia, son rehenes.
Lo peor de todo es que nadie detiene estas arbitrariedades. Se empeñan en continuar atropellando la razón, cercando, decreto tras decreto, los poquísimos atisbos de libertad, y mantienen su voluntad sobre uno de nuestros derechos elementales cercenados: que la isla no les pertenece y que somos tan cubanos ante las leyes mundiales como son ellos. O tal vez, por rufianes y traidores, no merecerían serlo, porque siguen hundiendo al país en la ignominia.
El caso del escritor Jorge Luis Arcos se suma a una larga lista de insultos a la razón, de atropellos a la decencia y de la soberbia de quienes se creen propietarios de nuestros destinos.
“Gángsteres. Eso es lo que siempre han sido”, como ha escrito el poeta en un doloroso mensaje.
De acuerdo con Diario de Cuba, Jorge Luis Arcos fue corrector de estilo y colaborador de la revista República de las Letras y miembro del consejo de redacción de Encuentro de la Cultura Cubana en Madrid.
