El activista opositor y científico cubano Oscar Casanella denunció la prisión política a la que el castrismo somete a Maykel Osorbo, rapero contestatario, y el reportero ciudadano Esteban Rodríguez.
“La dictadura cubana se esfuerza en dividir a los amigos, en aislarlos, incomunicarlos y hasta encarcelarlos por simplemente ser solidarios con nuestras amistades”, escribió Casanella en su perfil de Facebook.
“Mis amigos Esteban Rodríguez y Maykel Castillo Pérez (Maykel Osorbo) están injustamente presos sufriendo todo tipo de violaciones de derechos humanos”, lamentó.
El científico disidente reflexionó sobre las razones, a su juicio, de por qué la dictadura “se ensaña con ellos”.
La primera sería que viven en un barrio marginalizado. “La policía política difunde la imagen de que estos patriotas son delincuentes violentos y sin principios cuando la realidad es que son precisamente principios los que mueven la conducta de estos cubanos”, defendió Casanella.
Son peligrosos para el sistema porque “han realizado acciones de desobediencia civil no violenta y por tanto el régimen comunista necesita realizar un escarmiento social para intimidar al barrio San Isidro y a todo el pueblo cubano”.
La dictadura se está vengando “por ser Maykel y Esteban solidarios con otros opositores, con vecinos siendo líderes populares capaces de aglutinar personas y conectarlas (…) [,] luchan por una Cuba donde los cubanos podamos escoger sin miedo a nuestros amigos, donde podamos encontrarnos sin escondernos con nuestros amigos, donde los ciudadanos sin delito podamos salir siempre de nuestras casas porque no existe la policía política, donde nuestros salarios en pesos cubanos nos permitan comprar variedad de alimentos en cualquier tienda y sin invertir medio día haciendo cola”.
Oscar Casanella concluyó diciendo que “Esteban y Maykel son piedras en el zapato de la dictadura y su PCC [Partido Comunista de Cuba]”.
“¡Libertad inmediata para Esteban Rodríguez y Maykel Osorbo! Libertad para todos los presos políticos. Libertad para todo el pueblo cubano que vive con miseria y miedo”, exigió Casanella en sus redes sociales.
Presos por pensar en libertad
Esteban Rodríguez, colaborador de ADN Cuba, dio positivo a la COVID-19 este miércoles. El activista fue trasladado al Hospital Docente “Salvador Allende”, conocido como “La Covadonga”, por sospechas de tener el virus, lo que después se habría confirmado.
Mediante un video en vivo para ADN Cuba, el reportero Héctor Valdés Cocho confirmó el diagnóstico y dijo que el régimen prohíbe que Rodríguez tenga acompañamiento en el centro médico.
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Rodríguez se encuentra preso desde el pasado 30 de abril, por manifestarse pacíficamente en la capitalina calle Obispo. Este domingo lo trasladaron a la cárcel de alta seguridad de Guanajay, en la provincia Artemisa, donde estaba esposado de manos y pies las 24 horas del día, técnica de tortura conocida como las “Shakiras”.
El joven está siendo procesado penalmente por los supuestos delitos de “desorden público” y “resistencia”.
Respecto a Maykel Osorbo, el 11 de junio se cumplió el plazo dado por el Comité Contra las Desapariciones Forzosas de Naciones Unidas al régimen cubano, para responder sobre la vida del rapero.
El fundador del Movimiento San Isidro (MSI) fue detenido, esposado y desaparecido el día 18 de mayo. Desde entonces, ni familiares ni allegados supieron de su situación durante 14 días, salvo que está siendo procesado por los delitos de atentado, desacato y desobediencia.
Tras 14 días desaparecido, el pasado 31 de mayo se supo que está encarcelado en la prisión 5 y medio de Pinar del Río.
“La desaparición de Maykel no es una excepción, es la regla, y no solo con él, con casi todos los activistas y opositores. Por eso es tan importante ese dictamen y su seguimiento. Hoy además de la desaparición inicial, y las demás violaciones al debido proceso en el caso de Maykel, se añade que fue trasladado injustificadamente a Pinar del Río el mismo día que soltaron a Luis [Manuel Otero] del hospital”, denunció recientemente la activista Anamely Ramos.
Portada: Foto de Yenier Martínez Carrillo/ ADN Cuba