El periodista independiente y activista religioso Guillermo del Sol, llegó al día 37 de su huelga de hambre. Su hijo, Adrián del Sol informó a ADN CUBA, vía telefónica que su estado físico se ha deteriorado tanto que ya está “al límite”.
“Apenas se sostiene en pie. Tampoco duerme. Ha comenzado a vomitar sangre y los dos vasos de agua que ingiere al día no los tolera. A mi padre lo único que le queda fuerte es el espíritu y la confianza de los que lo apoyan”.
“Muchos medios de prensa y figuras de la disidencia han estado al tanto de su ayuno”, relata Adrián, quien es también activista. “Cibercuba, 14ymedio, ADN Cuba, Radio y TV Martí, Telemundo y el show de Alexander Otaola, Hola Ota-Ola, son los que más recuerdo. Y entre los líderes religiosos que han manifestado solidaridad y apoyo están Félix Ramos Castilla, de la Iglesia Católica Ortodoxa Antigua, Alain Toledano Valiente, del movimiento apostólico de Santiago de Cuba, el pastor Josué Daniel Bautista, y el monseñor Alberto Cruz, de la Iglesia Católica Antigua”.
La familia entregó cartas al Obispo de la Iglesia Católica Romana y quedaron en concertar una visita, “pero la mayor prueba de la solidaridad, vino con la carta escrita por mi padre al Parlamento Europeo, sobre las necesidad de poner fin a las regulaciones de viajes a personas del movimiento pro democrático”.
La huelga de hambre en Cuba tienen ya una larga historia, pero es conocida la política de intransigencia del gobierno comunista de no ceder ante presiones, y dejar a los huelguistas que continúen hasta las últimas consecuencias.
La atención médica diaria que recibía Guillermo del Sol, disminuyó esta última semana. Su hijo cuenta que lo visitaron solo en dos ocasiones para tomarle los signos vitales, pero sin hacer comentarios sobre su estado.
“Eso es preocupante, porque mi padre es diabético y debe tener un tratamiento especializado. Él está decidido a llevar la huelga hasta el final, por eso necesitamos la solidaridad y el apoyo de todos. Un llamamiento general para que el gobierno haga algo”.
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Varios miembros de la sociedad civil entrevistados sobre el tema, coincidieron que una huelga de hambre es una situación compleja, que no todos apoyan.
Para Pedro Figueredo Guerra, sindicalista de Palma Soriano, ex preso político y firmante del Proyecto Varela, será siempre muy difícil llegar a un consenso de todos los grupos y proyectos ante cualquier acción individual.
“Se habla mucho de la falta de unidad en la oposición y por estos días se puso de manifiesto, en el llamado a la Marcha de los Girasoles el 8 de septiembre, donde acudieron muy pocos activistas y en una protesta pública frente a Inmigración por un grupo de Regulados, que no tuvo el respaldo esperado. Una causa histórica desde las guerras de independencia es el caudillismo, que tanto lacera la unidad. Creo que otra que golpea mucho, es que los proyectos políticos de hoy quieren tener sus propios protagonistas”.
Para muchos opositores, los dos periodos presidenciales del demócrata Barack Obama, diezmaron notablemente la unidad del movimiento opositor cubano.
“En la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana nos reuníamos periodistas, activistas de los Derechos Humanos, líderes de grupos políticos y bibliotecarios. Intercambiábamos opiniones y experiencias, debatíamos los proyectos y los enriquecíamos. Interactuábamos en función de un objetivo común. De repente todo eso acabó”, expresa León Padrón Azcuy, fundador y ex presidente del Partido Nacional Liberal.
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Para Alejandro Arias, quien fuera el Coordinador Nacional del Movimiento de Bibliotecas Independientes y activista del proyecto Estado de Sats, dos de los principios fundamentales para emprender una acción tan extrema como la huelga de hambre, es tener claros los objetivos, y claridad de que este gobierno no cede ante esas presiones.
“Este huelguista tiene en su contra el lugar de residencia, que es en el interior del país. Tal vez en La Habana este hecho tuviera otra connotación, o si fuera una figura más conocida, como lo era el Coco Fariñas cuando hizo su última huelga, donde se le dio mucho más apoyo y cobertura. Lo cierto es que Guillermo del Sol necesita hoy más que nunca de la unidad de todas las fuerzas de la oposición, porque necesitamos héroes y no mártires. Hace falta que se levante un clamor que mueva a la opinión pública internacional, para que tome partido e interceda por su vida, de lo contrario y ojalá Dios no lo permita, el desenlace será el peor”.