Un funcionario del área agrícola del Gobierno cubano dijo que, ante la carestía de fertilizantes químicos en el país, los productores de la provincia de Sancti Espíritus deben buscar otras alternativas, como los abonos orgánicos y el humus de lombriz, según un informe del diario oficialista Escambray.
Eduardo Jiménez Calzada, jefe del Departamento Agrícola de la Delegación Provincial de la Agricultura, añadió que, como también escasean los pesticidas y herbicidas, los agricultores deberían utilizar también los biofertilizantes de producción nacional.
Esos productos, aseguró, estimulan el desarrollo foliar de las plantas, y son un buen recurso para enfrentar las plagas con el apoyo de alternativas biológicas.
El funcionario dijo que la siembra de primavera en la provincia de Sancti Spíritus va en marcha con las lluvias de la temporada.
Agregó que son positivos los resultados de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, ya que se ha diversificado la producción. Además, la presa Zaza con las recientes lluvias ha permitido sembrar 700 hectáreas de arroz para semilla, así como 7 000 hectáreas para el consumo humano.
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Jiménez Calzada destacó además la adquisición y generalización de una variedad de maíz transgénico, que se caracteriza por los altos rendimientos por área.
En la provincia ya hay más de 8 000 hectáreas sembradas de arroz, cuya producción además del destino humano sustituye importaciones de dicho grano empleado en la elaboración de piensos para alimento animal, señaló el informe.
El reporte del Escambray añadió que debido a la limitada disponibilidad de alimentos provenientes del agro, por la sequía que padeció la provincia, se ha tenido que regular las ventas en los agromercados, para tratar de que la población pueda acceder unas veces a viandas como la yuca, el plátano vianda y burro, alguna malanga y frutas como el mango.
El lunes, ADN Cuba publicó las declaraciones, retomadas de CubaDebate, del agrónomo Giraldo Martín Martín, quien señaló que una estrategia dogmática y rígida gestión económica desde el Estado "está detrás de la crisis alimentaria que atraviesa Cuba.
"Tenemos productores con reservas de eficiencia que no se pueden aprovechar por una distribución inadecuada de los recursos. El mercado de consumo cuya demanda es más rentable se suple con relativamente pocas cantidades para sectores poblacionales que pueden pagar altos precios", agregó.