Odalis Gaínza es una cubana de 54 años, que reside hace dos décadas en la localidad Cayo de Maisí, Guantánamo. Con el paso de los años, la situación de esta cubana y su familia ha estado marcada por la precariedad y el abandono por parte de las distintas instancias del gobierno.
Jubilada por enfermedad hace aproximadamente seis años, Odalis vive con dos nietos adolescentes, de 16 y 13 años, y su madre, de 80 años, que padece de tiroides, infección de riñones y se encuentra en la actualidad postrada en una cama.
Mientras estuvo laboralmente activa, Odalis trabajó como auxiliar de cocina. Sin embargo, tuvo que dejar de trabajar cuando le diagnosticaron afectaciones en la vista por las cuales fue operada, y de hecho, se encuentra a la espera de una nueva intervención quirúrgica.
Entre los múltiples problemas que afronta la familia está el de la vivienda. El inmueble que habitan fue declarado como "derrumbe total" tras el paso del huracán Mathew, el 4 de octubre de 2016. No obstante, se ha mantenido en esa condición hasta la actualidad, pese a que su caso es conocido en las instancias pertinentes.
Como apoyo institucional, Odalis recibió 20 sacos de cemento, 20 barras de acero y 40 tejas de fibra, que solo alcanzaron para hacer los cimientos de su vivienda. "Así se fueron los 20 sacos. Parece que ellos piensan que yo voy a vivir en una zapata" declara sarcásticamente.
Dos ingresos por concepto de jubilación son las únicas entradas económicas del hogar, los cuales resultan insuficientes para abarcar las necesidades de la familia, teniendo en cuenta los altos precios instaurados en la isla tras los fallidos experimentos económicos impulsados por la dictadura.
Mientras el tiempo pasa, Odalis y su familia consumen los alimentos que pueden, protegen sus pertenencias "tirándole naylon y cosas" por encima y "poniendo masilla a los hoyos que tiene la teja" cuando azota la lluvia.
Aun así, colocando en un segundo plano sus múltiples necesidades y sobradas privaciones, Odalis solo le pide una silla de ruedas para su mamá y que terminen su vivienda a un régimen que está demasiado ocupado en construir hoteles y atraer al turismo.
Las políticas de construcción y reparación de viviendas en Cuba han sido muy ineficientes. Según estadísticas oficiales, el 39% de las edificaciones de la Isla están clasificadas en estado constructivo malo o regular, y existe un déficit de casi un millón de inmuebles.
El régimen ha admitido que la vivienda es un problema no resuelto por la llamada "revolución". Un reportaje publicado en 2019 en el portal oficialista Cubadebate reconoció que en el país existe un déficit habitacional ascendente a más de 1,3 millones de hogares.