El reguetonero cubano Yomil Hidalgo dejó en Instagram a través de un video su “criterio constructivo” sobre las nuevas medidas para el cuentapropismo implantadas en la isla, todo ello sin saber que al día siguiente, 124 actividades quedarían prohibidas, una de ellas la grabación de música en estudios independientes como el que él sostiene en Cuba.
A través de esta red social, y dentro de su auto particular el integrante de “Yomil y El Dany” expuso algunas ideas que dieron a entender que el trabajo privado era lo único que levantaría la economía del país y lo salvaría.
“Estamos pasando por un momento bien crítico en la sociedad cubana”—dijo mientras añadía que le había encantado la Mesa Redonda— Me gustó ver a un ministro aprobar más de 2 mil medidas nuevas para los negocios particulares. Era algo que nos hacía falta desde hace años. Lo único que hará de Cuba una sociedad común y corriente son los negocios privados. Es lo que va a salvar la economía”.
“Los negocios privados generan empleo. Los propietarios pagan impuestos que van a parar al bienestar de la propia sociedad. Entonces, por fin, después de tantos años, podemos respirar con alivio en Cuba. Ahora lo importante es que dejen que uno tenga la posibilidad de ampliar sus propios proyectos”, decía el reguetonero sin saber que pronto le cortarían las alas a sus emprendimientos específicos.
Yomil quería que le permitieran funcionar como una empresa privada de música en Cuba, que eliminan los procesos burocráticos con esferas estatales y funcionarios del gobierno que solamente retrasan los proyectos. Un día después, el propio Ministerio de Trabajo dejaba claro que dentro de las actividades prohibidas en Cuba estará: “la grabación de sonido y edición de música en estudios independientes”.
Las ideas de Yomil sonaban muy bonitas para un empresario en un país capitalista donde dicta el mercado y no una dictadura. El reguetonero parece que no termina por enterarse de dónde está viviendo.
“Ahora fue que se dieron cuenta de los millones de dólares perdidos en una economía errónea. El cambio de moneda, es absurdo”, manifestaba Yomil todavía soñando que Cuba con el Castrismo podía ser un país mejor.
Sobre su exigencia de dimisión al Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, luego de los sucesos del 27 de enero, el reguetonero dijo que no arrepentía de sus palabras y explicó que “como (Alpidio) tiene tanta responsabilidad en sus manos, debe tener también un alto nivel de tolerancia a las diferencias. Yo quiero un ministro de Cultura que active las Casas de Cultura de una manera funcional. Si funcionaran las casas de Cultura ¿Cuántos muchachos estarían integrados, aprendiendo música? ¿Por qué no dan los papeles para legalizar el trabajo de músicos urbanos? Hay muchos muchachos talentosos que no pertenecen a empresas, ¿Dónde está el apoyo a talentos “del barrio”? Si yo no hubiera cantado reguetón a lo mejor hubiera sido un delincuente”.
“Me da pena como cubano porque no quiero seguir viviendo en un país con tanto atraso mental. Soy un joven artista, emprendedor, que sueña, y no me quiero ir. Terminan obligando a jóvenes talentosos y con ganas de emprender a emigrar. Quiero vivir en un país normal, pasar una vejez tranquila”, agregó.
“Ustedes, que son los jefes de estado de este país, deberían sentir pena de ir a una cumbre y ver a otros mandatarios de otras partes, y representar a un país con tanta miseria. El primer bloqueo viene de nosotros mismos. No nos dejan crecer aquí dentro. Con lo poco que tenemos podemos hacer mucho. Necesitamos personas que no estén para decir las mismas consignas, no para recibir órdenes, sino para crear”, concluía antes del balde de agua fría que sus gobernantes le regalaron un día después.