El blog personal de Facebook Periódico Pinero, en una sección dedicada a publicar denuncias ciudadanas, expuso el pasado viernes un relato que aún hoy está dando mucho de qué hablar y sigue generando numerosas reacciones, en tanto alude a un presunto caso de extremismo y maltrato policial contra una joven enfermera cuyo único “delito” habría sido intentar vender una de las bolsas de leche en polvo que compró en su bodega.
Según lo publicado, “triste, penoso y vergonzoso” a ojos de su autora, la enfermera, todo comenzó cuando ésta escribió en un grupo de compra y venta de WhatsApp que deseaba vender “una bolsita de leche”, de las que le dan en la cuota normada de sus hijos.
“Tengo dos nenes, el menor no puede tan siquiera oler la leche, para de alguna manera decirlo, y padece una mala absorción intestinal… Yo siempre he cambiado su leche por frutas y jugos, pero en vista a lo escaso de las cosas y al precio que tienen, decidí venderla y comprar las jarritas de pulpa de mango que venden en las placitas y así hacerle jugos”, detalló la supuesta enfermera y joven madre.
De acuerdo con su relato, luego de publicar que vendía una bolsa de leche la llamó un hombre que “la necesitaba para su hijo de un año” y ella le indicó donde podía encontrarla.
“Al otro día se aparecieron cinco policías en mi casa, con patrulla incluida. Por supuesto, no había nadie porque todos los que aquí vivimos trabajamos. Me llama nuevamente el supuesto padre del niño de un año y yo le digo que voy para la casa, que no se preocupara que resolveríamos los dos. Cuando llego a mi casa me encuentro el espectáculo armado.
Habían ido a casa de mis vecinos preguntando por LA QUE VENDÍA LECHE, tenían a toda la cuadra movilizada. Me piden mi carnet de identidad y les digo que en la casa, que subieran. Bueno, suben a mi casa para hacerme un registro y por supuesto me encuentran dos bolsitas de leche selladas y una en uso. Les explico que las había sacado de la bodega el día anterior e incluso llevo para la unidad de la PNR la libreta de abastecimientos. Nada, por gusto, me las decomisaron y cuando pregunto qué le daría a mi niña la mayor que es quien toma leche, un policía me dijo que la que yo había vendido”, prosigue la historia.
Al final la enfermera fue también multada y acusada de actividad económica ilícita. “Soy profesional de salud pública y doy a mis pacientes tratamientos diferenciados, porque cada persona es un ser único, pero cuando llego a la policía veo que tratan a todos como delincuentes, no te respetan para nada, te gritan, te maltratan y todo está bien”, denunció en su post.
“Me comunico con un fiscal militar y me dice que ese es el procedimiento. ¿EN SERIO? Es decir, que para vender unos zapatos que se te quedaron, una bicicleta que ya no quieres, un carro, una bolsa de leche, tengo que pedir un autorizo a las autoridades. Entonces yo no soy dueña de nada de lo mío. Que si los grupos de WhatsApp son ilegales ¿EN SERIO? ¿Dónde se dice eso? ¿Por qué los permiten?”, cuestionó.
La historia de la joven enfermera ha sido puesta en duda por varios internautas debido al anonimato. Sin embargo, otros no dudan de ella dado que denuncias similares han sido frecuentes en la isla durante todos estos meses de pandemia y crisis y escasez agudizadas.
Para muchos, mientras verdaderos delincuentes comunes y de cuello blanco siguen haciendo de las suyas, la policía y el régimen se centran en perseguir a opositores, activistas y ciudadanos que sencillamente tratan de sobrevivir en su día a día a una realidad asfixiante.