El famoso restaurante cubano La Guarida decidió cerrar desde el 14 de marzo hasta, tentativamente, el 1 de abril, como una medida preventiva para evitar contagios por el nuevo coronavirus.
Si bien en la isla, de acuerdo con datos oficiales, la incidencia de COVID-19 (la enfermedad que causa el virus) es baja, los propietarios del restaurante justifican su decisión en el objetivo de proteger la salud de empleados y clientes. Así lo comunicaron en un mensaje divulgado el viernes en sus redes sociales, donde se despiden temporalmente con un “nos vemos pronto”.
Emblema de La Habana desde 1996, con su cierre temporal La Guarida actúa de manera muy distinta a otros establecimientos del sector privado. Uno de ellos es el EFE Bar de Sandro Castro, nieto del extinto Fidel Castro, quien recientemente presumió en sus redes sociales que su negocio seguía abierto de “lunes a lunes” y este sábado recibió público.
Ello, supuestamente, “tomando nuestras medidas sanitarias”, pero es que la decisión y el “valiente” anuncio no pueden ser al modo de cada cual. Si las autoridades establecen limitaciones, justificadas por las condiciones epidemiológicas y no por totalitarismos vagos, lo lógico es que se sigan y respeten.
Lea también
Al igual que La Guarida, la Fábrica de Arte Cuba (FAC) también cerró sus puertas al público hasta que pase la contingencia, motivada también por la decisión del Ministerio de Cultura de Cuba de posponer los eventos artísticos masivos, nacionales e internacionales, que impliquen grandes aglomeraciones de público, como parte de las medidas de prevención y enfrentamiento en la isla al nuevo coronavirus.
De la misma forma, quedaron suspendidos “los espectáculos artísticos en los principales teatros, cines y casas de la música, entre otros centros culturales; así como conciertos y bailables, hasta que se supere la situación actual, lo que se informará oportunamente”.
