El ímpetu agrícola del exespía del régimen cubano y actual coordinador nacional de sus llamados Comités de Defensa de la Revolución (CDR), Gerardo Hernández, sigue avanzando al punto de que ya anda repartiendo regaderas para que los cederistas entusiastas, entre ellos connotados “chivatones” y represores, cultiven su pedacito de lo que sea, aunque, sabemos, ello no resolverá en lo más mínimo los severos problemas de alimentación en la isla.
“Con regaderas de diez litros de acero inoxidable los #CDRCuba estimularán en todo el país a vecinos que se destacan en el programa #CultivaTuPedacito. #SomosDelBarrio #SomosCuba”, escribió Hernández en su perfil de Twitter esta semana, donde además mostró fotos de lo que al parecer para él son buenos “estímulos” para los cederistas: las regaderas.
De tal suerte, la transformación de la misión de los comités de vigilancia y represión creados por el régimen a inicios de su pretendida revolución en cada cuadra, o la suma de una tarea extra, parece ir viento en popa, regaderas mediante.
Con éstas se pretenderá sembrar calabazas, piñas y todo lo que ha mencionado Hernández en sus distintas intervenciones para intentar paliar la escasez de alimentos que agobia a los cubanos.
Como coordinador nacional de los CDR, Hernández va dejando en claro por toda Cuba cuáles son los pilares que pretende tengan bajo su gestión esas controvertidas organizaciones: cultivar y “ciberclariar”.
Paladines de la represión y vigilancia barrial, los cuasi extintos comités –porque cada vez menos cubanos los toman en serio, salvo algunos pocos integrantes de brigadas de respuesta rápida que disfrutan violentar a sus conciudadanos que piensan distinto- migrarán bajo el mandato del exespía a pequeños organopónicos y enjambres de defensa del régimen en redes sociales.
De ese primer pilar o tarea, cultivar, han abundado los reportes sobre cómo el nombrado por el régimen como Héroe de la República de Cuba insta en cada provincia y municipio que visita a sembrar todo lo que se pueda en cada pedacito de tierra. Ahora con las regaderas, la tarea parece irá aún más en serio.
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Según Hernández, como hay decenas de miles de CDR, si cada uno siembra una calabaza, piña o cualquier otra cosa de los tantos productos que hoy escasean en el país, habrá decenas de miles de muchos artículos entonces para el consumo popular.
Es tanto el ímpetu agrario del coordinador nacional de los CDR, que su idea-pilar ya tiene un nombre y todo, al más puro estilo de rimbombancia del oficialismo en los regímenes no democráticos: movimiento Desde el barrio #CultivaTuPedacito.
La tarea, sostienen su impulsor y defensores, busca desarrollar la agricultura familiar, como si para ello bastase con una regadera de 10 litros o con la voluntad y sacrificio que siempre se le pide hacer todo a los cubanos, a falta de insumos, materias primas y recursos reales.
Pero es necesario hacer ver que los CDR aún hacen algo útil, más allá de estar pendiente de la vida, obra y pensamiento de los vecinos. En tiempos de crisis y severa escasez, la pretensión de que en cada cuadra se siembra algo, aunque al final no sea suficiente para que se alimenten dignamente todos, revitaliza a esas organizaciones en la retórica populista de un régimen agotado, incapaz de comprender que para que el país produzca como antes sólo se requiere liberar de veras las fuerzas productivas y romper la hegemonía improductiva del Estado.