Carta de una superclaria al pueblo cubano

Soy una claria que habita en alguna parte de la isla de Cuba, a donde fui llevada a la fuerza junto a familiares y amigos bajo presiones y engaños, allá en el año 1998.
Carta de una superclaria al pueblo cubano
 

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 Su atención, por favor:

Soy una claria que habita en alguna parte de la isla de Cuba, a donde fui llevada a la fuerza junto a familiares y amigos bajo presiones y engaños, allá en el año 1998.

Recuerdo el recibimiento. Sonaba una hermosa canción cubana que creímos hablaba de nosotras: “Aquí se queda la claria, la entrañable transparencia, de tu querida presencia…” y a continuación hablaban de otra especie que luego descubrí que era más dañina que nosotras, pues transmitía, la intolerancia y el fervor revolucionario.

No voy a quejarme del trato recibido en los primeros tiempos. Aquellos años transcurrieron sin más complicaciones que el insoportable sol de la isla, la pésima alimentación y las continuas visitas de un loco, grande y barbudo, que se empeñaba en acelerar nuestro crecimiento y reproducción, haciendo planes fantasiosos y compromisos de que pronto el pueblo de la isla y la mitad del mundo iba a estar comiendo de nuestra carne, porque Cuba iba a hacer la cosecha de clarias más grande de Latinoamérica.

De más está decirles que esas visitas nos sobresaltaban y pasábamos después muchas noches sin dormir. Mucho tiempo después gracias a las lluvias e inundaciones pudimos liberarnos y expandirnos por todo el territorio supimos que era el jefe supremo y que actualmente habita una piedra.

Pero a lo que iba. Todos se preguntarán qué derecho tengo para elevar mi voz en este momento y otros se asombrarán de por qué una claria se queja si vivimos como Carmelina. Lo primero, no conozco a la señora Carmelina, y aclaro que somos un género de peces gato, del orden Siluriformes, de la familia de Clariidae, que significa: peces gatos capaces de respirar fuera del agua. En eso nos parecemos a los cubanos, que han sobrevivido a todos los males. Nos emparentan las calamidades, y que ambos hemos comido carne de gato en los malos tiempos. Así que si perro no come perro, allá ellos, pero pez gato sí come gato y punto.

Hubo un tiempo en que pensamos que nos iban a dejar tranquilas, aunque siempre hay un infeliz que dice que tiene hambre, y que si no hay vacas qué mejor que nuestra carne. Pero en general hacíamos lo que nos salía del bigote, recorriendo potreros, callejones, arroyos, baches en las calles, cantando bajito aquel himno olvidado que dice: “Por valles y montañas nuestras claritas van, comiéndose un ternero, jamándose un majá”. Y realmente le hemos metido un susto de muerte a mucha gente que dice que somos repugnantes. Mira que decir eso de nosotras porque somos oscuras y con la boca grande.

 

Pero a lo que iba: cuando pensábamos que habíamos librado porque un viejo bajito y con estrellas en los hombros, vestido de verde y con cara de mafioso, fue a la televisión a decirle a ustedes que era hora de meterle el diente a los avestruces, las jutías y los cocodrilos, nosotras nos pusimos las botas, porque ni nos mencionó. Nos pasó con fichas, así que pensamos que ahora sí íbamos a bailar y a gozar con la sinfónica nacional. Nos dejaron quietas, nos descalificaron, a crecer y a multiplicarse.

 Pero no, ahora se apea una gente ahí de un lugar que se llama Cubahora metiendo malas ideas en la cabeza a la gente, diciendo que la claria "es un pescado muy rico y saludable, se puede cocinar de cualquier forma". Tu madre, Cubahora. Rica tu abuela. Y no pararon ahí, siguieron en el tracataca y hasta dieron recetas para comernos, que eso en otro país es incitación a un crimen.

Mira que decir que nuestra especie "se caracteriza por su agradable sabor, su carne suave y  su elevado contenido en proteínas de gran calidad”…Y para acabar de jorobar, como no hay casi puñeteras medicinas en farmacias y hospitales tientan a la gente con nuestro potencial curativo diciendo que “contiene vitaminas A, B, D y muchos otros componentes útiles, incluyendo riboflavina".

¿Ustedes creen que esto es justo? Nos llevan a la cañona a esa islita. Nos toca un loco yendo al criadero cada dos por tres y metiendo el tabaco en el agua, y cuando empezamos a adaptarnos al ambiente infernal, nos tiran a la partía de caníbales hambrientos para arriba. Así no se hace. Vamos a empezar a comer marañón y picante, pa´que se les apriete la boca a los que nos quieran comer. Y vamos a aumentar nuestro potencial, y un día nos vamos a comer lo mismo a un viejo que a un tractor. Así que ojo con el pez gato, que come zapato.

Que le den vacas y cocodrilos al pueblo, que lo merece. Y jutías y unicornios azules si quieren. O pescados de mar, que hay de todo.

Y una última cosa: está bueno ya de decirle la claria a Machadito Ventura, que ese es una bacteria, no un pez aguerrido y heroico como nosotros.

Así que cuidao, que si nos joroban mucho nos montamos en una balsa y les dejamos el marabú y al tipo que vive en la piedra. Más respeto para nosotras. Cualquier otra cuestión, dirigirse a nuestro abogado en Miami, Gilberto Reyes.

 

Chao, pescao, una superclaria luminosa.


*Este es un artículo de opinión. Los criterios que contiene son responsabilidad exclusiva de su autor, y no representan necesariamente la opinión editorial de ADN CUBA


 

Escrito por Ramón Fernández Larrea

Ramón Fernández-Larrea (Bayamo, Cuba,1958) es guionista de radio y televisión. Ha publicado, entre otros, los poemarios: El pasado del cielo, Poemas para ponerse en la cabeza, Manual de pasión, El libro de las instrucciones, El libro de los salmos feroces, Terneros que nunca mueran de rodillas, Cantar del tigre ciego, Yo no bailo con Juana y Todos los cielos del cielo, con el que obtuvo en 2014 el premio internacional Gastón Baquero. Ha sido guionista de los programas de televisión Seguro Que Yes y Esta Noche Tu Night, conducidos por Alexis Valdés en la televisión hispana de Miami.

 

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