Periódico Granma defiende la falta de libertad de expresión en Cuba


El diario oficialista Granma ha vuelto a defender la falta libertad de expresión en la Isla. Esta vez a través de un texto publicado hoy 12 de mayo y firmado por Karima Oliva Bello
Granma en contra de la libertad de expresión
 

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 El diario oficialista Granma ha vuelto a defender la falta libertad de expresión en la Isla. Esta vez a través del texto Censura: desde dónde y contra quién, publicado hoy 12 de mayo y firmado por Karima Oliva Bello. 

En medio de la pandemia del coronavirus tal pareciera que en Cuba ya no existen temas sobre los cuales escribir. Los medios oficiales se debaten cada día en productos comunicativos insulsos que lejos de poseer un trabajo investigativo sustancioso se contentan con navegar en la epidermis, sin tocar nunca el fondo de cada tema. 

Una lectura rápida del artículo explicita que la llegada de internet al país caribeño solo ha resultado ser un problema para la cúpula del poder que impera en Cuba. No lo dice así, evidentemente, pero la mayor preocupación radica en cómo algunas voces no comparten temas sobre el socialismo o la Revolución porque son entonces atacados desde todos los flancos. Si quienes publican en sus redes contenidos sobre el “Socialismo Cubano” tuviesen argumentos para sostener sus afirmaciones de seguro las criticas lejos de asustarlos les resultarían provechosas, pero no es el caso.

Cuando defiendes una tesis que no es sustentable pues no existen argumentos sólidos para defenderte. Esa verdad la evita el régimen y sus voceros a toda costa. Y miremos siempre la paja en el ojo ajeno nunca la del nuestro, esa es la máxima que dicta el camino del periodismo oficial en estos días y en el pasado.

Así reza el inicio del artículo de opinión: “Si usted tiene criterios favorables a la Revolución Cubana y por una razón u otra decide compartirlos en las redes sociales, es muy probable que en algún momento se convierta en objeto de una crítica irascible. Y ninguno de los que hacen alarde de defender los derechos formales de las democracias liberales, como el derecho a la libertad de expresión, saldrá en su defensa. Puede realizar la prueba. No importa si usted se identifica cabalmente con el sistema político cubano o si tan solo reconoce aspectos que considera dignos de destacar; si tiene una militancia política o simplemente está compartiendo una opinión con base en su propia experiencia de vida. Siempre habrá quién o quiénes lo descalifiquen y/o agredan verbalmente y, entonces, es muy probable que la próxima vez que usted desee comentar algo, lo piense dos veces antes de hacerlo”.

Lo realmente irónico es como Granma y otros medios proclaman que alguien defienda “los valores de la Revolución Cubana” cuando en la Isla varios periodistas independientes, opositores y ciudadanos alejados del ruedo mediático están siendo penados por el Decreto-Ley 370, con multas de 3 mil pesos que ningún salario en Cuba podría pagar, solo por compartir en sus publicaciones sobre la realidad al interior del país. Porque hasta lo que decimos en las redes va ser regulado, nunca olviden que el Gran Hermanos siempre nos mira.

El tan traído y llevado decreto fue aprobado por el Consejo de Estado desde el 17 de diciembre de 2018. Lester Rodríguez escribía para AND Cuba en julio que entre los objetivos del 370 Está: “elevar la soberanía tecnológica en beneficio de la sociedad, la economía, la seguridad y defensa nacional; contrarrestarlas agresiones cibernéticas; salvaguardar los principios de seguridad de las redes y servicios; así como defender los logros alcanzados por el Estado Socialista”.

Pero, ¿dónde está la trampa del decreto?, claro que el régimen tenía que poner la zancadilla para coartarnos el vuelo. El artículo 68 inciso i) de las contravenciones dice que serán penadas las personas naturales y jurídicas que difundan, “a través de las redes públicas de transmisión de datos, información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas”. 

Lo que figure como interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas lo determina el Partido, los cubanos no tenemos el derecho de poder interpretar, nuestras deducciones siempre serán erradas porque para el régimen no pensamos, solo acatamos.

El discurso que prevalece en el texto de Oliva Bello q alude a que impera una hegemonía en los contenidos que circulan en las redes: “Pudiéramos pensar que las redes sociales son espacios plurales, donde todas las narrativas en torno a la «cosa pública» tienen igual oportunidad de circular y visibilizarse. No es así. Iroel Sánchez ha documentado cómo lejos de diversificarse el consumo cultural, se ha profundizado el abismo entre el núcleo de producción de contenidos y servicios en poder de unas pocas empresas estadounidenses y el resto del planeta, provocando una creciente homogeneización”.

Para ella los planteamientos que sobre Cuba se emiten desde fuera tienden a estar mejor posicionados gracias a que el financiamiento externo lo posibilita. “Existe toda una red mediática, que va desde canales de YouTube con muy mala factura hasta medios digitales con discursos científicos sofisticados que tienen el mismo objetivo: construir ante públicos diversos la desmoralización del socialismo cubano y posicionar el capitalismo como única alternativa posible, en el caso de Cuba, un «destino manifiesto»”, afirma el texto.

También menciona la llegada tardía de los cubanos residentes en la isla a la red de redes y que pocos están concentrados en la política como para emitir criterios. Claro, para Oliva Bello las redes no son plurales sino un “espacio culturalmente colonizado por los valores del capitalismo”.

Incluso se refiere a la censura contra quienes intentan subvertir el orden actual, donde el capitalismo reina por encima del socialismo, como si Cuba no tuviera una larga data en la imposición de la censura a sus profesionales de la prensa y ciudadanos en general.

Ya casi al final hace un llamado a que las instituciones y organizaciones cubanas, donde sus dirigentes carecen de los conocimientos y herramientas para cualquier debate político más allá de las arengas políticas heredades de otro siglo, profundicen en “la agenda de debates sobre las problemáticas que afectan a los cubanos, pero no debemos dejar que estas problemáticas sean capitalizadas por aquellos cuyos intereses se definen en el ataque constante a la alternativa socialista en Cuba, por todo lo que la defensa de esa alternativa representa para el presente y el futuro de nuestra Isla. Nunca podremos cansarnos de denunciar esas hegemonías silenciosas que, a través de voces disfrazadas de innovadoras, independientes y diversas, nos intentan imponer un solo modo de ver el mundo, el mismo que ha prevalecido por más de cinco siglos sin que tenga hoy nada nuevo que mostrarnos”.

¿Cuándo llegará la libertad de prensa?, ¿cuándo dejarán de regular lo que pensamos y hacia dónde caminamos?, ¿cuándo los medios estatales ofrecerán una visión más objetiva de la realidad? Respuestas aún no tenemos, solo una esperanza lejana. Lo cierto es que a medida que avanza el coronavirus en la Isla el aislamiento social también se ha convertido en una cárcel. Los gritos de la crisis se escuchan más alto por eso son tantos los intentos de acallarlos. 

De cualquier manera estamos más cerca, no importa qué diga Granma.

 

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