Aun cuando el turismo está pasando sus peores momentos en la historia reciente y los pronósticos de su recuperación no son halagüeños para el corto plazo, el régimen cubano mantiene su apuesta por la industria sin chimeneas para oxigenar su precaria economía una vez acabe la pesadilla que ha significado la pandemia de coronavirus.
En tal sentido, y a pesar de todos los frentes críticos que tiene abiertos por su reticencia a liberar las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, como la aguda escasez de alimentos y bienes de primera necesidad, sigue levantando enormes hoteles de lujo para incrementar su capacidad habitacional y sus destinos turísticos.
Muestra reciente de ello es el hotel Almirante, el cual se publicita hasta en los medios oficialistas -otrora parcos al tratar asuntos incoherentes con la precariedad habitual del pueblo, pero hoy desfachatados al punto de rozar lo ridículo- como el nuevo cinco estrellas de Guardalavaca que prestigiará el destino turístico Holguín.
Un video promocional de la instalación realizado por la oficialista Agencia Cubana de Noticias destaca que el Almirante es el primer resort de sol y playa del grupo Cubanacán en el oriente de Cuba con categoría cinco estrellas.
“Será el nuevo atractivo del balneario de Guardalavaca que prestigiará, a partir del 2021, el destino turístico Holguín” y cuenta con 514 habitaciones y una reseñable variedad gastronómica en sus restaurantes, resalta el video, que muestra los atractivos del hotel.
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De acuerdo con su subdirectora, el Almirante debe abrir a inicios de 2021, cuando se espera reciba mayormente huéspedes del mercado nacional, aunque también ya se comercializa en webs y opciones de reserva de distintos turoperadores.
El turismo es una de las principales apuestas de la gestión del mandatario Miguel Díaz-Canel para impulsar la endeble economía cubana. Por ello, aún en tiempos de pandemia se estimula la construcción de grandes hoteles tanto en La Habana y Varadero, principales polos turísticos del país, como en otros destinos potencialmente emergentes.
No obstante, la expansión de la COVID-19 ha frenado el turismo a nivel global y Cuba no ha escapado de ello. En un mes luego de la reapertura el 1 de julio de los islotes que bordean el archipiélago nacional sólo habían arribado cuatro turistas provenientes de Nassau, Bahamas, que se albergaron en el hotel Pullman de Cayo Coco.