Vecinos del cementerio provincial de Guantánamo padecen un infierno de mosquitos, pestilencias y aguas estancadas, debido al descuido de las autoridades y estado lamentable en que se encuentran las inmediaciones del camposanto.
Con las epidemias de dengue actuales, se sienten muy preocupados, porque las lluvias anegan los huecos abiertos, fosas y oquedades, lo que convierte esa zona en un hotel cinco estrellas para los mosquitos y otros insectos. En varias ocasiones se han quejado ante las autoridades, pero estas hacen oídos sordos.
Últimamente ciertos pobladores irresponsables adquirieron la costumbre de utilizar puntos específicos como basureros: más suciedad y preocupaciones para los vecinos. En las noches, se hace insoportable el mal olor que desprende ese lugar.
Esta no es la primera vez que desde la Isla llegan noticias sobre el abandono de los cementerios. La víspera, un ciudadano de Ciego de Ávila encontró en el cementerio provincial “una hilera de osarios en destrucción casi total, restos óseos por varios lugares, sueltos unos, en nailon otros, quizás unos pocos en cajas metálicas; nichos con libros, un grupo grande sin identificar”.
“La mayoría de los casos que vi llegarían hasta el año 2002, 17 años atrás, y no sé hasta qué punto los familiares de los fallecidos en todo ese tiempo no hayan presentado ninguna queja o demanda a la entidad que administra el cementerio, ya sea en el nivel municipal como provincial”, agregó.
Estas escenas se repiten en otros cementerios. Un video grabado por un cubano residente en el exterior logró documentar la actual situación de deterioro en que se encuentra actualmente el cementerio de Matanzas, víctima de la desidia institucional y actos de vandalismo. Las imágenes fueron grabadas por el hombre que asegura que visitó la necrópolis para atender la tumba de su padre y ponerle flores.
A inicios de mes, una vecina de Santiago de Cuba, Denia Fernández, se encontró con una sorpresa de humor gótico si no fuera porque el suceso laceró profundamente sus sentimientos: los restos de su madre estaban mezclados con los de otros difuntos en el cementerio de esa provincia, por lo que nadie puede identificarlos.