No hacen falta armas para aniquilar a una sociedad, tan solo el hecho de negar alimento gratuito que proviene de la gestión de buena voluntad de cubanos exiliados hacia nuestros hermanos dentro de la Isla cárcel es un crimen per se.
Detrás del discurso prepotente repleto de incongruencias del Reverendo Antonio Santana Hernández, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, está la mano de la dictadura cubana que tiene bajo su mando a todas y cada una de las instituciones dentro de la Isla.
El Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), entidad que agrupa a más de la mitad de iglesias evangélicas del país es una entidad religiosa tipo ONG. Con lo cual, no solo es independiente de la administración pública, sino que debe ser una organización de iniciativa social que se dedique a actividades humanitarias sin fines lucrativos, tal cual la RAE define ONG.
Pero parece que el Reverendo presidente del CIC se ha olvidado de la función que debería ejercer la entidad de acuerdo a su clasificación y bajo el Reino de Dios.
Porque no creo que el Dios que nos llama, el de la esperanza y el de la vida, se niegue a una ayuda humanitaria de alimentos, factor primordial para la preservación humana.
Como tampoco creo que haya que hablar de "bloqueo", cuando los primeros que están bloqueando los contenedores de suministros son los cabecillas de la propia dictadura cubana.
Porque no creo que decidir no entregar la ayuda de productos de primera necesidad esté en consonancia con el Dios que nos llama y camina con su pueblo e inspira a que luchemos por el bien común según las palabras del Reverendo.
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Pero menos creíble es el tono político del reclamo por parte del CIC. Pues no se trata de política, se trata humanismo.
Y en nombre de todos aquellos cubanos que aceptaron recibir la ayuda y de los que de buena fe donamos para asistir a los que en estos momentos de crisis sanitaria están bien afectados me tomo el derecho de denunciar abiertamente que el presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, el Reverendo Antonio Santana Hernández y la tiranía comunista de los Castros son los responsables de que las familias cubanas, niños, ancianos, embarazadas, jóvenes, madres y padres tengan muchas más necesidades de las que ahora mismo están padeciendo.
Los hechos suponen que la presidencia del CIC ha actuado como portavoz del Partido Comunista de Cuba. ¿Cómo el Consejo Ecuménico puede servir al Partido Comunista que es ateo? ¿Cómo es posible que se tome una decisión improcedente que va en contra de los derechos humanos básicos y hasta de la palabra de Dios?
Todo esto evidencia el compromiso que ustedes, los del Consejo de Iglesias de Cuba, parecen tener con el Comité Central sin contar la cobardía y el carácter solapado del accionar de la dictadura de los Castros. ¿O cómo se explica que la página del Consejo de Iglesias de Cuba estuviese caída durante la transmisión del programa de Otaola?
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Y no solo está retenida en el Mariel la ayuda humanitaria proveniente de Miami, hay cientos de contenedores con ayudas de todo el mundo que solo pretenden alimentar a los más necesitados en esta terrible situación.
Si algo temíamos todos era precisamente que las garras del Gobierno cubano impidieran esta ayuda humanitaria.
Ahora lo que queda es pelear porque la ayuda entre y se distribuya. Nos toca a los que enviamos y a los cubanos de la Isla que se pueden beneficiar de ella, salir a reclamarla. Es nuestro derecho, no hacemos nada malo, los que hoy no tienen moneda libremente convertible también tienen derecho a comer.
Reverendo, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, debería aplicar el versículo del día que en la página de su organización está escrito: “Cercano está el Señor para salvar a los que tienen roto el corazón y el espíritu”. Salmos 34:18