Expertos de Florida investigan si los derrames de aguas residuales contienen niveles peligrosos de coronavirus en lugares donde estos líquidos se acumulan, como en Tampa Bay.
La Dra. Aileen Marty, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Internacional de Florida (FIU), afirma que “aquí en Miami-Dade, han estado haciendo algunos estudios sobre el agua salada en las playas para asegurarse de que no estén contaminados”.
Los investigadores informaron su mayor concentración el 9 de abril, estimando que el 2 % de la población del condado, o alrededor de 46 mil personas, estaban infectadas.
“Nuestras aguas residuales están llenas de virus”, aseguró Marty, según informan medios locales. La experta examina las concentraciones del virus en las aguas residuales de Miami-Dade, donde se comenzaron a tomar muestras en marzo.
De hecho, desde finales de ese mes el Departamento de Agua y Alcantarillado del Condado Miami-Dade ha estado analizando el flujo de aguas residuales y enviándolo a un laboratorio especializado de Boston para examinar más a fondo las tasas de infección en la población, según informa El Nuevo Herald.
Estudiando esas muestras, los científicos pretenden estimar cuántas personas están enfermas en relación con la concentración de virus en las aguas residuales.
“Esperamos que en el futuro los datos nos ayuden a calificar mejor la propagación de la pandemia, identificar a los focos y hasta predecir las olas futuras de infección”, dijo Douglas Yoder, sudirector del Departamento de Agua y Alcantarillado del Condado Miami-Dade.
“Mientras tengamos COVID circulando en nuestra población y las personas usen los sistemas de alcantarillado, las aguas residuales tendrán virus”, aseguró la Dra. Marty.
El mayor temor del condado Miami-Dade, y cualquier comunidad del estado de la Florida, es un repunte de la pandemia del coronavirus. En ese sentido, la alerta de la experta sobre los residuales cobra mayor urgencia por los recientes eventos de lluvias e inundaciones ligeras que aumentan las cañerías de alcantarillado rotas.
Asimismo, la experta recordó que áreas donde las personas se reúnen comúnmente para nadar, como la playa de Ben T. Davis, deben cerrarse a veces cuando el departamento de salud local encuentra altos niveles de bacterias fecales.
Marty espera que Florida mejore su trabajo en el tratamiento de esas aguas residuales, para garantizar que no resulten contagiosas antes de que se concentren en puntos más grandes donde puedan tener contacto con las personas.
La especialista de la FIU advierte que el nuevo coronavirus no tiene problemas para subsistir en el agua salada y prospera en la sangre humana, considerada un ambiente salado. “Si no se trata antes de salir al mar, entonces esa pequeña zona donde salen las aguas residuales es un lugar potencial para la contaminación”, advirtió.
En grandes ciudades como París o Río de Janeiro, los científicos han podido rastrear la pandemia a través de concentraciones de coronavirus en las alcantarillas y creen que los repuntes aparecen en los desechos antes de que los casos lleguen a los hospitales y clínicas.
Biólogos ambientales de la Universidad de Stirling (Reino Unido) advirtieron a principios de mayo de que la posible propagación de la COVID-19 a través de las aguas residuales “no debe ser descuidada” en la batalla para proteger la salud humana. La respuesta a la pandemia mundial se ha centrado en la prevención de la transmisión de persona a persona, sin embargo, los expertos creen ahora que el virus también podría propagarse en las aguas residuales.
“Sabemos que la COVID-19 se propaga a través de las gotas de la tos y los estornudos, o a través de objetos o materiales que transportan la infección. Sin embargo, recientemente se ha confirmado que el virus también puede encontrarse en las heces humanas, hasta 33 días después de que el paciente haya dado negativo en las pruebas de los síntomas respiratorios” de la enfermedad, ha explicado Richard Quilliam, autor principal del estudio, que se ha publicado en la revista Environment International.