Un reportaje publicado este miércoles en el periódico cubano Trabajadores informa que hay más de 750 economistas y contadores cubanos trabajando en una "misión" en Venezuela.
Al aludir a una celebración oficial por el Día del Economista y el Contador, el "diario oficial de los trabajadores cubanos" menciona que los cooperantes cubanos son "baluartes en el propósito de sortear los obstáculos de la guerra económica de los Estados Unidos de que son víctimas los dos países latinoamericanos".
René Gamboa, vice jefe primero de la Misión Médica Cubana en Venezuela, reconoció "el trabajo realizado por los economistas" e insistió en "continuar velando por el uso correcto de cuantos medios reciben destinados a los aseguramientos de los grandes programas que la Revolución Bolivariana".
La licenciada Yadaris Chacón Guevara, directora económica, leyó carta de felicitación enviada por el doctor Reinol Delfín García Moreiro, jefe de la Misión Médica de Cuba en Venezuela, que felicita a esos colectivos y enfatiza: “Ustedes juegan un importante papel en la consolidación del control económico, el incremento de la eficiencia y sostenibilidad de la Misión, permitiendo elevar la calidad de los servicios para contribuir a preservar, promover y garantizar la salud del pueblo venezolano”.
Según Trabajadores, durante el homenaje "se otorgaron reconocimientos por los buenos resultados de su gestión a representantes de los estados Amazonas, Lara, Nueva Esparta, Sucre y Zulia, y al Centro de Diagnóstico Integral Ludivico Silva, del Distrito Capital, sede de la celebración como premio a su buen hacer".
Mientras los cooperantes cubanos se repartían diplomas, todas las agencias de noticias del mundo reseñaban el sexto año consecutivo de recesión de la economía venezolana. La contracción del sector productivo hasta superar el 60 % de su PIB, la hiperinflación, la devaluación de la moneda o el descenso de su producción petrolera, confirman la tétrica situación económica del país con las mayores reservas probadas de crudo.
Para todos los analistas, Venezuela está inmersa en la más severa crisis económica que haya encarado país latinoamericano alguno en la historia moderna, con sombrías perspectivas de recuperación económica en el corto plazo y sin que se vislumbre una voluntad política decisiva para diseñar e implementar un programa económico integral, que atienda los desequilibrios macroeconómicos, las profundas distorsiones de los precios relativos y la disfuncionalidad de instituciones que mantienen la economía en un estado de caos.
A mediados de octubre, el Banco Central informó que la economía venezolana se hundió 26,8% en el primer trimestre de 2019 frente al mismo lapso del 2018, mientras que la inflación acumulada en nueve meses siguió en cuatro dígitos, en una inesperada divulgación de cifras que refleja la continuidad del colapso económico.
Los datos del emisor revelan que el sector petrolero cayó 19,1% y el no petrolero se contrajo 27,3% en el período reportado. Actividades como la manufactura y la construcción fueron las más golpeadas.
El emisor reportó que la inflación de septiembre fue de 52,2%, mayor al indicador de agosto 34,6% y superior al dato de la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, que divulga cifras ante el retraso oficial. El parlamento informó que la inflación del noveno mes fue de 23,5%.
La inflación acumulada a septiembre fue de 4.679,5%, de acuerdo con los datos oficiales. El salto en los precios impacta en el consumo de los venezolanos que cayó 34,8% en los primeros tres meses de 2019.
El BCV reportó en mayo los primeros indicadores de variación de los precios, así como los datos de PIB correspondiente al cierre de 2018, tras cuatro años de silencio.
La profunda crisis económica y la hiperinflación asociada han generado una crisis humanitaria y una migración forzosa de unos 4 millones de venezolanos, según datos de la ONU.