Es tal la fama que ha cobrado en Kansas City el pelotero cubano Jorge Soler que en una de sus avenidas se ha inaugurado un anuncio lumínico con la imagen del habanero rey jonronero de la Liga Americana en 2019.
“Soler Power” reza el cartel del jugador que, como otros tantos, está impaciente en la espera de que se confirme el 4 de julio como el inicio de la temporada de la MLB, retrasada por la pandemia por el coronavirus.
Con los Reales, Soler bateó 48 jonrones el pasado año y, además de encabezar ese departamento le rompió el récord de la franquicia a Mike Moustakas de 38 en 2017.
Haber escapado de Cuba hace 10 años fue “una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida” y a su vez “la decisión más difícil”, declaró Soler al diario Kansas City Star.
El deportista cubano reveló detalles de su fuga y de su vida en la isla que nunca antes había abordado, según la publicación.
"La persona que me descubrió cuando tenía 6 años, vio que para mi edad yo era un niño más grande que otros", dijo Soler. “Me vio y dijo: “jugará béisbol y va a llegar al equipo nacional”.
Soler encomió la labor de aquel su primer entrenador de quien comentó nunca se le reconocieron sus méritos y estaba en la pobreza.
"Fue entonces cuando yo decidí que no quería ser como él. Después de que terminó en la pelota, nadie le echó una mano", aseguró el pelotero quien mejoró su formación al ingresar en una de las escuelas deportivas de La Habana.
En la entrevista con el “KCS” no se mencionó el nombre de ese entrenador.
Soler emergió entonces, como un jugador para ser observado, pero se destacó por completo en 2010, cuando bateó 522 y contribuyó a la medalla de bronce de Cuba en el Campeonato Mundial Juvenil en Thunder Bay, Ontario.
Con el ejemplo de su primer entrenador y su frustración en la alineación del club capitalino para la Serie Nacional, la familia Soler decidió que desertaría con su padre, según apunta el periódico.
Soler se disgustó porque comenzaron con un veterano en la tercera base, después que él se había perdido los entrenamientos debido a una concentración para el servicio militar requerido a todos los jóvenes de 18 años.
Su primer intento de salida marítima ilegal fue fallido.
"Éramos seis cuando nos atraparon, primero por un avión (avistamiento) y luego por la Guardia Costera (de EE.UU.), cuando estábamos en el agua. Nos atraparon y después de cinco días en el proceso de detención nos enviaron de regreso. Una vez que eso sucede te conviertes en una oveja negra”, refirió.
Su padre, que era panadero, perdió su trabajo y Soler fue suspendido del béisbol.
"Lo intentamos varias veces, pero siempre nos detuvieron un poco antes", dijo.
Después de siete meses y numerosos intentos adicionales de desertar, en 2011 llegaron a Haití para luego pasar a República Dominicana.
"A los 18 años, estaba dejando todo lo que conocía atrás. Hay muchas personas que toman riesgos al traerte aquí. Y si no puedes producir los resultados que desean, te quitarán todo, vivienda y salario”, subrayó.
Finalmente se mudó a los jardines a instancias de los scouts en Santo Domingo. El 30 de junio de 2012, se unió a la organización de los Cachorros justo en la fecha límite de firma internacional con un contrato de nueve años y $30 millones.
Pero el fantasma de las lesiones lo perseguiría al punto de ver amenazada su carrera. Fue desterrado nuevamente a las ligas menores, dos meses después de recoger su anillo de campeonato de la Serie Mundial 2016 con los Cachorros que lo cambiarían en 2017 a los Reales por el relevista estrella, Wade Davis.
Afortunadamente 2019 sería el año de su explosión. Soler jugó en los 162 juegos, con average de .265 / .354 / .569, y el agregado de 117 carreras impulsadas, 33 dobles y 48 jonrones. Principalmente como bateador designado fue un toletero como los Reales nunca habían tenido antes.
Incluso MLB.com publicó que entre los 30 jugadores que actuaron a la altura de miembros del Salón de la Fama durante una temporada estaba Jorge Soler para los Reales.
Tras cumplir con la sanción a quienes desertan -al margen de las excepciones como las que gozaron Yasiel Puig y José Abreu, cuando se les puso alfombra roja en La Habana en el juego político con la MLB en diciembre de 2015-, Soler retornó a la isla a fines de 2018, ya con sus padres y hermana en Miami.
Fueron 12 días “surrealistas” escribe el Kansas City Star. “Ser atraído de nuevo a esa realidad y de dónde venía fue muy difícil. Vi a muchos de los tipos con los que crecí, los tipos con los que me levantaba temprano por las mañanas, sin zapatos”, dijo Soler .
“Llámenlo coincidencia, pero ese viaje resultó ser un preámbulo de su extraordinaria temporada 2019”, aseguró la publicación.
El retraso de la temporada 2020 podría haber afectado la consistencia del cubano quien a pesar de ello espera volver a confirmar su mote de “Soler Power” del cartel lumínico.