La actriz cubana Susana Pérez, conocida dentro y fuera de la Isla por su talento histriónico, pero también por su activismo político en contra de Castrismo, hizo importantes declaraciones al diario digital Cubanet.
La icónica “Charito” de la telenovela “Sol de Batey” reveló que ella creía que la libertad en la Isla solo podía ser conseguida por los cubanos, a través de sus propios pobladores, quienes poco a poco van tomando conciencia de la dictadura y empiezan a sumarse voces.
“Todos los días vemos posiciones de no callarse, posiciones de perder el miedo. Hay que acabar de perder el miedo. Hay que acabar de tomar la iniciativa y sencillamente hacer algo por la libertad”, dijo la actriz que ahora reside en Miami.
Susana, quien recientemente fue atacada por la hija de Raúl Castro, Mariela, dijo que las “campañas de fusilamiento de la reputación” es algo habitual en el proceder del régimen cubano.
“Nosotros estamos acostumbrados a eso: todos los dirigentes, cuando alguien no está de acuerdo con ellos, pues sencillamente se dedican a ofender, a demeritar, a sacar del baúl de los recuerdos todo lo que pueda machar la imagen de esa persona”, abordó sobre su caso.
“El lenguaje soez, grosero y maleducado de Mariela Castro no es más que una política de nuestro país (…). Yo creo que para dirigir un país, dirigir un centro, ser el representante de algo, uno tiene que primero respetarse y además respetar a los demás”, dijo sobre la hija de Raúl que llamó “garrapatillas” a parte de la comunidad LGBT+ que defiende.
“Independientemente de todas las ofensas que le ha dicho a todo el mundo eso es discriminar y tratar despectivamente a la misma comunidad que ella dice representar”, explicó Susana.
No obstante la actriz reconoce que era lo más usual en la Isla entre los dirigentes del partido y otros “cuadros”: “En Cuba se podía ser Héroe de la República y, al día siguiente, un ladrón, un drogadicto (…) cualquier cosa que pudiera demeritar tu imagen. Ese es el hábito, esa es la costumbre, esa es la política que se ha seguido en Cuba siempre”.
“A mí la Revolución no me dio casa, no me enseñó a leer y escribir. A mí no me dio ninguna mansión, yo no disfruté absolutamente ningún privilegio, salvo el que yo podía pagarme con el sudor de mi frente y con mi trabajo”, aclaró la diva de la actuación cubana.
Por ese tipo de situaciones, significó Susana, es que “han hecho que las personas dejen de creer en la Revolución, que dejen de creer en los dirigentes”.