El cinismo del régimen cubano no tiene límites, esta vez Cuba ha propuesto tres resoluciones relativas a la repercusión de la Deuda Externa en el disfrute del Derecho a la Alimentación, los Derechos Culturales y a los Derechos Humanos en general, en el 43 periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
El medio oficialista Cubadebate alega que “Nuestro país mantiene una amplia ejecutoria y compromiso en materia de promoción y protección de los derechos humanos, que se refleja en su activismo sobre esta materia en el marco de las Naciones Unidas”.
Por contraproducente que resulte, el gobierno cubano habla de alimentación en la ONU cuando en el país la realidad evidencia la escasez que sufre cada sector, especialmente el dedicado a la gastronomía y los alimentos. Las largas colas para obtener cualquier producto alimenticio; algunas veces de ínfima calidad como las croquetas "marcianas" o cualquier embutido de dudosa fabricación, son solo la punta del iceberg que es la carencia en Cuba.
La llegada de la COVID-19 a la Isla solo arreció un entorno que pujaba por salir a la luz, por aquel entonces le llamaban “coyuntura”, ahora mismo la crisis alimentaria no encuentra un nombre digno que refleje las penurias que para comer transita el pueblo cubano.
El presidente de la Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional, Ramón Aguilar Betancourt, dijo en esa sesión que en Cuba se priorizaban varios programas para asegurar la alimentación “básica” y además se incentiva la producción de granos, leche y proteínas para reducir las importaciones, y promueve el desarrollo de la acuicultura, la camaronicultura y la recuperación de la pesca de plataformas para las necesidades sociales e individuales del país”. Con tanto incentivo seguro tendremos las mesas “llenas” dentro de poco, aunque dudamos de qué, porque la camaronicultura sabemos que es dedicada a la exportación, lo nuestro son las croquetas verdes.