La estrella cubana del atletismo, Bertha Diaz, exiliada en Miami en los años 60, murió a la edad de 83 años, conoció ADN Cuba.
Se desconoce la causa de su deceso, hasta este momento.
Fue la primera cubana en competir en unos Juegos Olímpicos cuando lo hizo en Melbourne 1956. Lo haría por segunda vez en los Juegos Olímpicos de Roma 1960.
Era conocida como La Gacela de Cuba.
En los Juegos Panamericanos de México 1955, se convirtió en la primera atleta cubana en conquistar una medalla de oro, con un récord mundial de 7.5 segundos en 60 metros planos. Ese tiempo le dio la victoria sobre las velocistas estadounidenses Isabella Daniels y Mabel Landry. También ganó la medalla plata en 80 metros con vallas (11.8).
En 1963 los llegó a correr en 10,7.
Su versatilidad la llevó también a competir en triple salto. Antes de pasar al atletismo jugaba al béisbol.
Había nacido en el barrio habanero de Lawton el 1 de octubre de 1936.
Estableció cerca de 30 records nacionales.
En los Juegos Panamericanos de Chicago 1959 fue una de las dos cubanas con títulos dorados, al ganar en 80 metros con vallas. Logró dos oro y una de plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Kingston 1962. Además de su prueba de vallas, por iniciativa propia participó en el salto largo y ganó con marca de 5.50 metros, a la vez que integraba el relevo femenino de 4x100, que se llevó la plata con registro de 47, 3 segundos.
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Ganó 16 veces el campeonato nacional José "Pepe" Barrientos, y en tres ocasiones tres títulos nacionales de Estados Unidos en 80 metros con vallas, en 1955, 1956 y 1958.
Fue seleccionada 14 ocasiones la mejor atleta cubana en campo y pista y durante 12 años la figura deportiva en la rama femenina.
Según algunas fuentes, no obstante haber viajado en el buque “Cerro Pelado” que transportó a la delegación cubana a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan Puerto Rico en 1966, no se le permitió desembarcar por decisión de las autoridades deportivas cubanas encabezadas por José Llanusa, Manuel González Guerra y Jorge García Bango. A su regreso a La Habana marchó al exilio.
Se afirma que desde entonces nunca volvió a visitar La Habana.
Había ganado en su carrera casi 300 medallas de oro además de una larga lista de record y haber escrito páginas inéditas en la pista y el campo. Pero no fue suficiente para que la prensa deportiva de la Isla, sobre todo la dedicada al atletismo, la sacara del ostracismo por décadas.
En Miami, Diaz se dedicó a la instrucción de educación física, ciudad donde fue exaltada al Salón de la Fama del Deporte Cubano abierto en marzo de 2003.