La prensa vaticana se hizo eco este 5 de mayo de una carta dirigida por religiosos cubanos a las autoridades del país en la que piden atender los reclamos de la población referentes a la situación económica y política.
Vatican News reproduce la misiva, donde se incluye una lista de “los actuales clamores de los cubanos” que comienza con los salarios insuficientes y alza de precios de los productos básicos, y termina con un pedido de mayor libertad de expresión.
Algunos fragmentos del texto son destacables, por ser precisos. Sobre las dificultades económicas, asegura el documento:
“Muchas personas no están pudiendo comprar los productos alimenticios y de aseo necesarios para una vida digna porque el salario no les alcanza. El alza de los precios en las tiendas del Estado, en los particulares y en el mercado negro está por encima del poder adquisitivo de trabajadores y jubilados con salario o pensión entre medio y mínimo”.
Mientras, sobre la autocensura generalizada, agrega: “La gran mayoría del pueblo no se siente en confianza y libertad para expresar lo que piensa en diversos ambientes sociales, tampoco para acercarse a las autoridades de distintos niveles y áreas, y solicitar lo que creen, expresar lo que necesitan o sugerir alternativas. Existe miedo a la exclusión”.
“Tanto el miedo como la falta de confianza y libertad no son infundados, pues todos hemos sido testigos de la manera en que, a través de los medios de comunicación oficiales, se condena diversas iniciativas pacíficas y se denigra a personas y grupos”.
Aunque no es la primera vez que las congregaciones religiosas, en especial las de la Iglesia Católica, se pronuncian sobre la realidad del país, resalta que este reclamo llegue hasta el Vaticano, centro del mundo católico.
En los últimos meses, la diócesis de la central provincia de Camagüey envió mensajes muy duros al gobierno, a través de crónicas que retrataban la dura situación de los cubanos redactadas por el sacerdote local Alberto Reyes.
En sus “Crónicas del Noreste”, Reyes diseccionaba la realidad cubana, haciendo hincapié en el miedo paralizante que envuelve a la ciudadanía. Sin embargo, “por causas ajenas a su voluntad”, dejó de publicarlas.
En su perfil personal en Facebook el religioso también expresó su inconformidad con el “silencio de los obispos” sobre el ineficiente sistema político que rige el país y las dificultades que sufren los cubanos.
El por años vicerrector del Seminario San Agustín, en Camagüey, confesó: “he dicho lo que tenía guardado entre pecho y espalda”, luego de afirmar que “el comunismo es una gran mentira” y que “Cuba es una cárcel grande donde, si te portas mal, te meten en otra más pequeña. Y como cárcel al fin, nos sentimos controlados”.
En noviembre del año pasado, la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba hizo saber a la Conferencia de Obispos –órgano consultivo de la jerarquía católica cubana– su indisposición con la actitud de este y otro párrocos.
Es de suponer que el otro sacerdote al que señala especialmente la carta del PCC es el padre Jorge Luis Pérez, de quien circuló en octubre una encendida homilía en la cual se habla de libertad religiosa y donde Pérez llama “tirano” a quien no dimite por el bien de su pueblo.
El párroco de San Francisco de Paula, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, dijo en su homilía: “cuando un gobernante no está dispuesto a dimitir, a quitarse del medio por el bien común, por el bien de su pueblo, por el bien de su sociedad: ese César es un tirano, porque ningún gobernante está por encima de su pueblo”.