El profesor universitario cubano Alfonso Alonso salió en defensa del ministro de la Industria Alimentaria del régimen, Manuel Santiago Sobrino, aduciendo que sus expresiones, ideas y anuncios sobre la recuperación de tripas y el aprovechamiento de gallinas decrépitas para la alimentación del pueblo fueron sacadas de contexto.
Las estrategias del Ministerio de la Industria Alimentaria (Minal) fueron dadas a conocer por Sobrino en la emisión del programa castrista Mesa Redonda del miércoles 9 de septiembre. El funcionario mostró como un “logro notable”, en medio de los obstáculos de siempre y la pandemia de COVID-19, la recuperación de “dos millones de metros de tripas de la res y del cerdo”.
Afirmó que “eso no es de países pobres, eso es un aprovechamiento cárnico de países desarrollados”. Y dijo más. Cínicamente, Sobrino espetó que “hay cultura en Cuba de consumir 'eso'”, con lo que, aseguró, “se hacen excelentes productos, se sustituyen importaciones”.
En su defensa de la tripa, el ministro no mencionó que el ciudadano común no puede comprar, ni barato ni caro, porque se pierden por largas temporadas, carne de cerdo y mucho menos de res. El supuesto gusto del cubano por las tripas no es sino un signo de miseria.
Por ahora, “de esa tripa hoy aprovechamos el 18%”, pero mucho mondongo que tendrá el pueblo a la mano, según el ministro, porque “estamos incorporando varias máquinas, equipamiento construido ya en nuestra propia industria, más eficientes, para poder llegar a más cantidad de metros” de vísceras.
La meta de aprovechar kilómetros de tripas ha generado una ola de críticas, burlas, y muestras de humor y amargor, en tanto evidencia que no se vislumbra para el corto plazo una solución real a las carencias alimenticias de los cubanos.
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Sin embargo, para el referido profesor castrista, todo lo que las tripas han generado es infundado. De hecho, asegura, él ha visto a los turistas “matándose” por comer productos hechos a base de tripas.
Profesor Titular de la Universidad de Matanzas, Alonso afirmó en su perfil de Facebook que lo que no dicen los que atacan y critican al régimen cubano y sus defensores, “bien porque no saben, o por malas intenciones, es que el ministro lo que dijo es que debemos utilizar, como es común en el mundo, sino que vean en España y otros países el uso de la tripa (que es limpiada, y utilizada, como envoltura de algunas productos, algo que se hace desde tiempos bien remotos) y la sangre para embutidos, morcillas, blanquetas, etc”.
“En nuestros hoteles, he visto a los turistas ‘matándose’ por morcillas y blanquetas. Y no miento al decir que tienen mucha calidad. Y sus valores nutricionales están certificados internacionalmente.
Por eso el ministro aseguró que la Industria Alimenticia Cubana estaba en condiciones de hacer productos extendidos con soya y otros extensores alimenticios, pero enfatizó que tenían que ser con calidad certificada y que tuvieran buena aceptación”, dijo Alonso.
El académico negó que en la Mesa Redonda se haya hablado “despectivamente, ni faltando ningún respeto, sobre ‘comer tripas’”. Por ello lamentó que “un periodista enojado”, seguramente el locutor Yunior Morales, que ha trabajado en medios y emisoras oficialistas, haya insinuado en su muro lo contrario.
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“A veces nos precipitamos en hacer juicios sin primero comprobar la veracidad de lo que vimos o lo que entendimos, en un primer momento. Eso nos pasa a todos. Luego, como somos personas profesionales, responsables, revolucionarios y honestos, debemos rectificar y punto.
Estos son los hechos. Y luego, algunos, sin conocimiento de causa, como suele pasar, se pusieron a repetir, como niños chiquitos, la desinformación. Para ellos no existe la búsqueda de información rigurosa, antes de hablar para emitir una crítica o un criterio”, espetó el profesor, quien parece no dudar de que todo se trata de una “jodedera” o una crítica más a los “cuadros de dirección” del régimen.
Alonso criticó que algunos sólo hablen y critiquen las tripas, sin mencionar el supuesto bloqueo de Estados Unidos o todas las limitaciones que enfrenta la isla a diario.
“De eso no hablan los que sólo ven el modo de desacreditar logros, esfuerzos y políticas que nos darán mejor nivel de vida y más soberanía para nuestro noble y heroico pueblo”, dijo, sin mencionar nada en su “análisis” o exposición favorable a Sobrino y el Minal, así como al régimen del que estos forman parte, sobre las ineptitudes e insuficiencias propias de un sistema productivo totalmente controlado por el Estado, que ha sido incapaz durante décadas de producir en cantidades y calidades acordes con las necesidades de Cuba.
Alonso prefiere creer las visiones optimistas de Sobrino, repetitivas e idénticas a las de años anteriores, de que algún día Cuba producirá mucho más que otros países, en cantidades suficientes para que los cubanos coman lo que quieran y cuanto quieran.
No entiende, sin embargo, que algunos tienen derecho a no compartirla y a exigir resultados rápidos. Los años van pasando y Cuba no sólo no logra producir lo suficiente, sino que bajo su actual régimen produce mucho menos en todos los rubros agropecuarios que lo que producía el año inmediato anterior al de su pretendida revolución milagrosa, esa que liberaría al país de las “trabas del capitalismo”.