Resulta increíble que, aún con todas las vicisitudes del día a día de los cubanos comunes, esos que no tienen más ingreso que el estipendio mensual que les da el “Estado benefactor” por su fuerza de trabajo, ya sea a modo de salario o de pensión, todavía el discurso oficial pretenda hacer ver al sistema cubano como algo bueno o cuasi perfecto.
No se ve tanto como antes, ante el peso insostenible de la realidad, máxime en estos continuos tiempos de una escasez que trasciende coyunturas, medidas económicas de Estados Unidos y, también lo hará, una pandemia. Sin embargo, voceros del discurso oficialista muchas veces pecan y pierden por completo la objetividad, como si estuviéramos en esa época en la que algunos creían que Cuba sería la Suiza de América Latina y produciría más que muchos países.
Así, este sábado, un medio oficialista de Holguín dejó entrever que la mejor explicación posible de por qué hay vagabundos en la isla, específicamente en esa oriental provincia, es porque estos deciden serlo por una cuestión de rutina. Nada, que los mendigos cubanos, menesterosos o deambulantes, como eufemísticamente prefiere llamarlos el régimen, se acostumbran a serlo y prefieren seguir ese camino en la vida antes que estar cómodamente en los centros que el paraíso comunista habilita para ellos.
Según Yunia Pérez Hernández, vicegobernadora de Holguín, hay “deambulantes” que “permanecen por rutina en parques y calles”. Estos fueron identificados en la provincia gracias a “las acciones diseñadas por la Comisión Provincial de Atención al Trabajo Social de conjunto con la Comisión Municipal”, las que “permitieron la identificación oportuna y el traslado” de esos seres rutinarios.
Las declaraciones de la funcionaria gubernamental, referidas por el oficialista Ahora, vinieron en el contexto de las medidas que toman las diferentes instancias gubernamentales de Cuba para enfrentar la situación generada por la pandemia de la nueva cepa de coronavirus.
En el reporte del referido medio se explica que, como parte del plan de enfrentamiento a la COVID-19, “el Consejo de Defensa Provincial acordó la apertura de un local provisional para atender y proteger a personas con conductas deambulantes, pues, por sus costumbres, son consideradas de alto riesgo ante la presencia de la enfermedad en el territorio”.
Ciertamente, los vagabundos son un grupo de riesgo ante la enfermedad. Están altamente expuestos a un eventual contagio, pero no sólo por su rutina o costumbres, sino porque muchos de ellos son ancianos o tienen problemas de salud previos.
El artículo en cuestión enumera las condiciones del centro provincial que se dedicará a estas personas y ello es digno de reconocimiento. Sin embargo, y aunque no falta a la verdad que muchos abandonen estos lugares y prefieran estar en la calle, decir, o tan siquiera insinuar, que siguen con “sus costumbres” por “rutina” es tenerse mucha fe como sistema y creerse ciegamente que todo marcha bien, y que nadie tiene necesidad de mendigar.
Nada, que aún en tiempos de pandemia la prensa oficialista y el discurso oficial todo regalan perlas desagradables como ésta, como si de veras creyesen que la sociedad cubana marcha homogéneamente bien hacia un lugar grato o asombroso; aunque asombroso quizás sí sea, aunque más en el sentido de precariedad y sobrevivencia que muchos están adaptados a ver.