Policía cita a periodista independiente Mónica Baró en medio del coronavirus

La policía política en Cuba no descansa ni en tiempos de coronavirus. La reconocida periodista cubana Mónica Baró denunció que quieren obligarla a ir a una unidad a pesar de las restricciones en la isla por el avance de la pandemia
 

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La reconocida periodista cubana Mónica Baró denunció que quieren obligarla a ir a una unidad policial a pesar de las restricciones en la isla por el avance de la pandemia de coronavirus.

En un post publicado en su perfil de Facebook, Baró escribió que este lunes la llamaron de un número no identificado, y un oficial de nombre “Jorge”, del Ministerio del Interior, la citó para mañana martes, lo que constituye otro caso de una cadena de hechos coercitivos a periodistas independientes en días recientes.

Ante la negativa de la reportera de El Estornudo a acudir a un llamado informal de la policía, su interlocutor le dijo que si ella “prefería que nos encontráramos mediante una citación oficial, que así iba a ser”.

La periodista aseguró que en el mes de marzo estuvieron en su casa buscándola en dos ocasiones, pero ella no estaba.

“Sé que vinieron en carro, todos hombres, no uno solo, y sé que si hubiera estado no les hubiera abierto la puerta. No por ser agentes sino por ser hombres y por ser yo mujer y vivir sola”, denunció.

“Yo imagino de qué quiere Jorge conversar conmigo, por qué le urge tanto conversar conmigo, al punto de pasar por alto las orientaciones de las autoridades sanitarias y políticas del país de quedarnos en casa y mantener el distanciamiento social”.

No es la primera vez que la reportera, una de las diez personas más destacadas del 2019 en América Latina según El País, es hostigada por la policía cubana debido a su trabajo independiente.

Además de las habituales llamadas y amenazas en Internet, uno de los episodios más lamentables sucedió cuando el 11 de octubre de 2016, ella y otros compañeros de trabajo de la web Periodismo de Barrio, fueron detenidos en el municipio Baracoa, de la provincia de Guantánamo.

En aquella ocasión interrumpieron la cobertura que realizaban sobre el paso de un huracán, y los interrogaron, confiscaron sus medios de trabajo y a Mónica Baró la obligaron a desnudarse en una oficina del Partido de Comunista en la provincia oriental.

Mónica Baró es ganadora del prestigioso 'Premio Gabriel García Márquez de Periodismo' en Iberoamérica por su reportaje "La sangre nunca fue amarilla", publicado en la revista digital Periodismo de Barrio en febrero de 2019.

Entre las numerosas reacciones ante el acoso, el jurista Eloy Viera escribió que de esta manera se demostraba que “al totalitarismo no lo detiene el coronavirus”.

“Tiene que erradicarse de Cuba, y no porque el coronavirus lo indique, cualquier muestra de totalitarismo, impunidad y faltas de humanidad. Tiene que acabarse, porque es ilegal, injusto e inhumano”, denunció el abogado de profesión y columnista sobre temas jurídicos en medios independientes.

 

 

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Texto íntegro de la denuncia de la periodista Mónica Baró:

Acaba de llamarme, desde un número no identificado, Jorge, del Minint (Ministerio del Interior). Jorge me dijo que quería verme mañana. Le pregunté el objetivo y me dijo que por eso quería verme, que cuando nos viéramos me enteraría, pero que estaba seguro de que me iba a interesar. Jorge, si me ha leído, no solo en mis investigaciones sino también en mis crónicas más íntimas y en mi perfil de Facebook, debió saber que yo iba a escribir sobre nuestra conversación.

Jorge ahora debe, en algún momento, leer este post: un saludo Jorge, otro. Yo le dije que si me estaba citando prefería que lo hiciera como establece la Ley de procedimiento penal. Me dijo que no era una citación pero que debía saber que podía citarme por teléfono. Le dije que sí, que lo sabía, que en casos urgentes la citación podía ser por teléfono, pero que de todas maneras el medio no lo eximía de decirme el objetivo. Yo imagino de qué quiere Jorge conversar conmigo, por qué le urge tanto conversar conmigo, al punto de pasar por alto las orientaciones de las autoridades sanitarias y políticas del país de quedarnos en casa y mantener el distanciamiento social. Esto mismo le recordé a Jorge: Jorge, estamos enfrentando una pandemia, no hay transporte, el gobierno nos ha pedido que nos quedemos en casa, que evitemos las reuniones. Le pregunté si no podía esperar a que terminara el período de cuarentena, básicamente, a que el país saliera del riesgo de la COVID-19. Pero a Jorge le urge hablar conmigo.

No sé qué quiere saber Jorge sobre mi vida o mi trabajo con tanta urgencia que ya no sea público. Pocas personas usan tanto su vida de materia prima para escribir como yo. De todas formas, Jorge insiste en que quiere que nos encontremos. He sabido que antes o después de llamarme, llamó a otra persona. Jorge debe estar teniendo una mañana ajetreada. Al final, me dijo que si yo prefería que nos encontráramos mediante una citación oficial, que así iba a ser. No sé si será otra llamada o si vendrán a buscarme. Yo sé que estuvieron por mi casa par de veces en marzo, pero yo no estaba. Sé que hicieron fotos de mi edificio. Sé que vinieron en carro, todos hombres, no uno solo, y sé que si hubiera estado no les hubiera abierto la puerta. No por ser agentes sino por ser hombres y por ser yo mujer y vivir sola.

Pensé que, con esto del nuevo coronavirus, iban a ocuparse en tareas más útiles, pero luego de los incidentes de los periodistas Yoe Suárez y Camila Acosta, me di cuenta de que era solo cuestión de tiempo que volvieran. Se habían demorado. Y Jorge: no se tome a mal esta publicación. Yo no puedo tener una conversación confidencial con ningún miembro del Ministerio del Interior, a menos que sea una fuente de un trabajo periodístico y me solicite confidencialidad, porque la información que va a compartirme pueda comprometerle de alguna manera. Así pienso, y en correspondencia actúo, aunque respeto a quien piensa distinto.

Yo soy transparente. No hay nada sobre mi trabajo que no haya dicho varias veces en entrevistas con medios de prensa o con investigadores de distintas academias. No hago nada que no pueda defender con mis ideas y cuyas consecuencias no crea que pueda asumir. Ya sé que mis ideas poco importan ante unas leyes que contradicen mis ideas, mis ideas de lo que la libertad es, de lo que soy yo, de lo que quiero que Cuba sea, pero esta contradicción no es una novedad histórica. Todo cambio importante ha surgido de fuertes contradicciones. Quedo en espera de Jorge, les mantendré al tanto.

 

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