El periódico holguinero ¡Ahora! publicó los cambios de precios en la venta de carnes en esa provincia y se empapó con un aguacero de críticas, aumentadas y encendidas por el estrés de los cubanos en estos tiempos de pandemia.
No es para menos. Porque la escasez en Cuba es vieja, tan vieja que sus orígenes se confunden con los comienzos de las luchas de nuestro pueblo por su soberanía y la convierten en algo cotidiano que se mira con desinterés. Pero decir en redes sociales que el kilo de cerdo se venderá a ochenta y tantos pesos en moneda nacional es como soltar un fósforo en un barril de dinamita.
Lo primero que viene a la mente son esas medidas de estilo militar que se gastó el castrismo para lidiar con la falta de medicamentos: el úkase de Miguel Díaz-Canel donde ordena limitar el precio de los alimentos. Pero los productores de la Empresa de Ganado Menor (EGAME) de Holguín no creen en edictos reales.
Una internauta declaró al conocer la noticia: “deja ver si entendí, ¿no dijo Díaz-Canel que no se pueden subir precios? (…). Antes de la pandemia el kilo estaba a 40 pesos, la verdad es indignante”.
Con mucho orgullo, Edito Cruz Lores, director de EGAME Holguín, dijo al medio de prensa: “A partir de ahora se expenderá el kilogramo de pierna de ovejo a 94 pesos moneda nacional, el lomo y solomo a 87, paleta a 81 y costilla a 41 pesos y el conejo completo se comercializará a 85 pesos el kilogramo”.
Siempre hay alguno más suspicaz que otro. Edilio Rodríguez comentó: “Esos que aprobaron esa ley (se refiere a los nuevos precios) tienen el frío de su casa que no les cabe más la carne. Es una falta de respeto”.
Estas modificaciones están amparadas por el Decreto Número 335 del 2017, aprobado por el Presidente del Consejo de Estado y de Ministros, que en su artículo 92 establece que el Director General de EGAME tiene la facultad de aprobar los precios y tarifas que se correspondan, dentro de lo establecido por la ley, en cuanto a ventas de productos y subproductos a ofrecer por sus unidades de base empresariales.
Por supuesto, nadie duda de que el Decreto Número 335 del 2017 diga que está bien subir los precios, pero al bolsillo del cubano normal, el que no emite Decretos, sino que los sufre, no les gusta este Decreto, ni otro parecido.
Dice Lisbel Ramos: “¿Se han puesto a sacar el cálculo de salario? Yo tengo un salario de $315, tengo dos hijos a los cuales hay que comprarles otras cosas y a ese precio solo puedo comprar casi 4 libras, pero no puedo comprar otra cosa”.
Quién sabe cómo termine este asunto. A lo mejor la carne se pudra en las repisas o la gente la compre, a falta de otra opción. Si la medida sale mal como tantas decisiones de nuestro gobierno y nuestro Partido, siempre se le puede echar la culpa al Imperio.